Foto: RPP

Por Jorge Arboccó, Asociación Paz y Esperanza

Un 24 de junio en 1930, el presidente peruano Augusto Leguía instaura éste día como el día del Indio, 39 años después, el General Velasco Alvarado declara éste mismo día como el día del Campesino. La misma fecha, es la base de un tiempo de celebración para muchos agricultores pues, marca el cambio del clima (solsticio de verano) y una nueva etapa para el cultivo de nuevos alimentos. 

Sean llamados indios, campesinos o bajo otra denominación, esta fecha es la fecha en que recordamos a aquellas personas que con su esfuerzo, traen a nuestras mesas esos alimentos que todos disfrutamos. 

En el Perú, la agricultura emplea al 26% de la Población Económicamente Activa (PEA) Nacional y al 65.5% de la PEA del área rural según datos del último Censo Agrario. Estudios como el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) vienen señalando, desde hace mucho tiempo, la importancia de la agricultura para la vida y la distribución de la riqueza para el fortalecimiento de la vivencia del "desarrollo" en la sociedad peruana.

Para  que no se repita la violencia vivida en el Perú del 80 al 2000: 

“…implica que se lleve a cabo una redistribución más equitativa del acceso al poder y, en términos sociales, que se ponga en práctica un régimen de efectiva igualdad de oportunidades para todas las peruanas y peruanos. Para que ello ocurra, deben combatirse de modo especial los rasgos de injusticia estructural de nuestra sociedad, principalmente los hábitos de discriminación, y debe respetarse la diversidad cultural que nos constituye como nación − cosas ambas consagradas por nuestra Constitución y reconocidas por tratados internacionales de los que el Perú es signatario”  (Informe CVVR, Tomo I, prefacio ).

Sin embargo, hace unas semanas, acaba de ser promulgado el Decreto Supremo 103-2015 de Economía y Finanzas que modifica el sistema de franja de precios que salvaguardaba la producción nacional frente al sistema de importación de alimentos de otros países, que nos envían sus productos subsidiados por sus Estados para hacerlos más competitivos a mercados desprotegidos como el nuestro.Al respecto, la Convención Nacional del Agro peruano (CONVEAGRO) así como otros grupos que asocian o están relacionados con la agricultura, han denunciado que esta situación que ha venido ahondándose desde la firma de los Tratados de Libre Comercio (TLCs), no hacen sino, ir reduciendo la capacidad de nuestro agro, haciéndolo dependiente. 

Es verdad que a corto plazo, aparentemente los precios de algunos productos podrán bajar, pero, llegará un momento, en que estos productos, posicionados dentro de nuestro país, subirán de nuevo y encarecerán los precios de los alimentos diarios de nuestras mesas. Esto, sin contar el impacto sobre las miles de especies originarias que ya vienen siendo afectadas por cultivos transgénicas y dejadas de lado por no ser atractivas para el mercado internacional actual. Claro, algunos productos como la quinua, sí son atractivos y por esto, tenemos en contraposición un proceso de importación no regulado, que finalmente genera que sea cada vez más difícil para un peruano, consumir su propia quinua, entre otros productos.

Celebrar la importante labor de nuestros pueblos indígenas, campesinos u originarios, celebrar el día de nuestros hermanos agricultores, significa respetar la base de su sustento. Sin él, ningún peruano logrará acceder a un sistema real de seguridad y soberanía alimentaria. Si dejamos que nuestro país siga un proceso así, en algunos años, un país mega-diverso como el Perú, terminará lleno de productos transgénicos y productos de exportación a precios no tan asequibles y más aún, seguiremos perdiendo la posibilidad de consumir aquellos productos tan importantes para nuestra alimentación. ¿Qué celebraremos éste 24 de Junio?